
En los últimos meses la palabra “pandemia” ha estado en boca de todos por la expansión del COVID-19 a nivel mundial, afectando a todos y cada uno de nosotros. A medida que el virus se iba moviendo a poblaciones de países más cercanos al nuestro, mucha gente entraba en pánico. El pánico social es infeccioso, se extiende a través de las comunidades, que pueden comportarse de forma irracional. Lo vimos en las personas que irrumpían en los supermercados y “peleaban” por víveres que pensaban que iban a necesitar tanto ellos como sus familiares en caso de confinamiento. Otros intentaban escapar de la ciudad al campo o de un país a otro, donde sentían que podían estar más a salvo. Otras personas se quedaron en casa, paralizados por el miedo.
En medio de todo esto, algunos de nosotros sentimos una extraña calma. La gente escribió y habló sobre el sentimiento de culpa que les generaba la tranquilidad que les generaba la falta de presión inmediata por salir de casa, la prisa para no perder el transporte público o no tener que trabajar en una situación que podría ser altamente estresante y con poco apoyo. En cambio, podían trabajar desde casa a su propio ritmo, vestidos cómodamente, pudiendo pasar más tiempo de calidad con sus clientes y estudiantes por teléfono y por Skype. Muchos, en cambio, pronto empezaron a hablar de aislamiento y de dificultades para mantener las relaciones y luego, a medida que el virus permaneció entre nosotros, cundió una especie de desesperación por el hecho de que el no poder reunirse libremente con familia, amigos y compañeros no fuera a terminar, al menos no a corto plazo.
Se formaron grupos comunitarios para comprar, recoger recetas médicas, pasear a perros, preparar y repartir comida para la gente mayor, aislada o que tuviera que estar especialmente protegida.
Sin embargo, otras voces cuentan una historia diferente. Algunas personas con discapacidad física hablaban de aislamiento e incertidumbre, algunas veces de pánico y de miedo, como parte de su vida diaria convencional. Su lucha ahora era compartida de forma parcial y temporal por una amplia población y tal vez esto contribuiría a un mayor entendimiento de su situación. En realidad fue de ayuda sentir que no estaban solos. Otras voces de personas con ansiedad y trastornos de pánico contaron cómo durante la pandemia sus propios problemas habían disminuido o incluso desaparecido: “Tras años con ataques de pánico, de repente me sentí tranquilo, ahora había llegado una crisis y el resto del mundo podía finalmente ver lo aterrador que podía ser este lugar”.
(https://www.bbc.co.uk/news/disability-53092833; https://www.bbc.co.uk/news/disability-52806058)
Todos podemos estar en la pandemia y nuestras historias y experiencias sobre la situación pueden ser muy diferentes, pero igualmente importantes.
Si bien escribir durante un ataque de pánico es muy difícil, podemos usar nuestros bolígrafos para llevarnos al espacio de transición del papel en blanco para conseguir algo para nosotros mismos con este mensaje: Estoy escribiendo a pesar de…
El origen del prefijo “pan” viene del dios Griego Pan, que gritó para generar el pánico y provocar un cambio súbito durante la batalla de los Titanes. El asesinato de George Floyd ha traído una nueva ola de protestas y de apoyo al movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan). Las narraciones que se excluyen y son suprimidas de forma activa han empezado a romper los silencios forzados para plantear preguntas sobre identidad y pertenencia. Esto ha sido particularmente conmovedor en el caso de los trabajadores que han estado en primera línea poniendo su vida en juego para salvar a otras personas con su trabajo, pero esas desigualdades de valor son endémicas en esta sociedad que tiende a excluir al diferente y a allanar las ideas sobre la dificultad, posiblemente más visibles a causa de la pandemia.
Los sentimientos de confusión pueden acompañar cualquier búsqueda de lugar, orientación y comunidad. El investigador de escritura terapéutica James Pennebaker, describe el papel de la escritura para explorar y expresar el trauma, decir en voz alta lo que se puede sentir como algo no dicho y lo que puede causar problemas de salud mental y fisiológica si no se expresa. Escribir puede sustentar la base desde la cual encontrar palabras y expresar nuestro sentido de pertenencia o falta de la misma.
Al planificar el programa de escritura para HEROINES nos llamó la atención la metáfora “abrir nuevos caminos”, de las fisuras que aparecen en lo familiar cuando las mujeres literalmente se posicionan, cuando denuncian una injusticia, cuando despiertan a las sociedades de su letargo, abriendo nuevas y refrescantes posibilidades.
En el conocido poema de David Whyte “Start Close In”, nos sugiere:
Start with
the ground
you know,
the pale ground
beneath your feet,
your own
way of starting
the conversation.
Empezar con
el suelo
que conoces,
el suelo pálido
debajo de tus pies,
tu propia
forma de comenzar
la conversación.
La conversación invita a otras voces, esparce la palabra y señala los temblores, la carencia en nuestra fundamental tierra firme. Algo de lo que te das cuenta trabajando en HEROINES es que la naturaleza individualista del “héroe” clásico, el guerrero solitario, es diferente en los movimientos feministas, LGBTIQ+ y de mujeres negras feministas, en los que una oleada es capaz de desestabilizar al statu quo. Esto no lo consigue una única persona, sino la naturaleza contagiosa de la verdad que se dirige al poder, en ocasiones teniendo que repetirse durante sucesivas generaciones. Darnos cuenta de esas iteraciones temporales y geográficas aporta fuerza a nuestros bolígrafos y a nuestras voces; nos sentimos apoyados por nuestros antepasados y nuestros compañeros pensadores.
Muchos de nosotros durante el confinamiento podíamos haber estado solos, sobrecargados de trabajo, desconcertados, deprimidos. Sin embargo, recurrir a aquellos que han recorrido un camino para allanarnos el nuestro, puede darnos valor y resilencia, incluso cuando escribimos solos en nuestras habitaciones.
Y usar ese valor para llegar a grupos de escritura expresiva (en persona y online) puede traer regalos nunca imaginados en forma de intimidad, conexión y solidaridad. Busca grupos que se centren en los aspectos terapéuticos de la escritura, bajo los siguientes títulos:
- Escritura para el bienestar
- Caminos con palabras
- Escritura para conectar
- Escritura creativa para la confianza
- Escritura para el auto-descubrimiento
- Escritura para ti
- Escritura para la reflexión
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