Por Panagiota Fitsiou, máster en Psicología
Society of Social Psychiatry P. Sakellaropoulos
Es de sobra conocido que la pandemia de Coronavirus está originando sentimientos tales como miedo, ansiedad, angustia, incertidumbre, y sensación de descontrol o pérdida sobre lo que solía ser nuestra vida diaria. Estas emociones afectan en mayor profundidad a las personas pertenecientes a los sectores vulnerables de nuestra sociedad y a sus cuidadores; ya que el aislamiento social puede conducir a una mayor sensación de soledad, desamparo y desesperación.
Podríamos denominar estas vivencias como traumáticas o trágicamente negativas, y la manera de afrontarlas varía en cada persona; dependiendo de su situación psicológica, recursos personales y sistemas de apoyo.
La pregunta principal es cómo estas personas, con ayuda del apoyo personal, social y de especialistas (si fuese necesario); podrían utilizar su fortaleza para poder así mantenerse resilientes en medio de estas condiciones tan adversas, luchando por no colapsar o derrumbarse.
Nosotros los terapeutas, apoyándonos en nuestro conocimiento, experiencia y recursos; tratamos de hacer que estas personas se ayuden de esa fuerza interior a la vez que contribuimos a la movilización del apoyo del entramado social dirigido especialmente a los sectores más vulnerables. Hacemos esto porque sabemos que el fenómeno pandemia amenaza nuestra salud física y mental, pero las personas contamos con características endémicas e inherentes que funcionan como defensas contra esta amenaza: conectan nuestro mundo interior y emociones, de manera que utilizamos nuestros recursos personales para contactar con otra gente y recursos que se encuentran en la comunidad, a nuestro alrededor.
Una cita de Freud me vino a la mente cuando estaba vertiendo estos pensamientos sobre el papel: Allá donde voy, descubro que un poeta ya ha estado allí antes que yo.
Tomando esta cita como base, me gustaría mencionar y desarrollar algunas ideas, primeramente, la conexión entre “La cura por la palabra” (Freud) y “The Writing Cure (La cura de escribir)” (Bracher)1
En el artículo de C. Ackerman (2020)2, se hace evidente que numerosos autores coinciden en que la escritura terapéutica ha funcionado como un tratamiento significativamente efectivo para aquellas personas que han sufrido experiencias traumáticas o extremadamente estresantes (Baikie y Wilhelm 2005)3. La escritura terapéutica propicia que estas personas le
[1] Bracher Μ. (1999), The Writing Cure: Psychoanalysis Composition and the Aims of Education, Southern Illinois U.P.
2 C. Ackerman (2020), Writing Therapy: Using A Pen and Paper to Enhance Personal Growth, sacado de https://positivepsychology.com/writing-therapy/
3 Baikie, K. A., y Wilhelm, K. (2005). Emotional and physical health benefits of expressive writing. Advances in Psychiatric Treatment 11, 338-346. doi:10.1192/apt.11.5.338
Las ideas y referencias a este autor están presentes en el artículo de C. Ackerman’s (2020) Writing Therapy: Using A Pen and Paper to Enhance Personal Growth, sacado de https://positivepsychology.com/writing-therapy/
den sentido a dichas experiencias, así como a ver el lado positivo de las vivencias más negativas (Murray, 2002).4
D. Didangelou da un punto de vista similar en su artículo “Writing as a therapy method” (La escritura como medio terapéutico)5. Ella hace referencia al autor I. Progoff (1992)6 y a su método “El Diario Intensivo” a través del cual él argumenta que las personas que han vivido un periodo difícil y doloroso encuentran en su interior, a través de la escritura, más fortaleza y capacidad de perspectiva (entre otras emociones) de lo que podría esperarse. En el mismo sentido, D. Didangelou cita al doctor James Pennebaker (2004)7 cuando comenta los beneficios de la escritura terapéutica a la hora de expresar las emociones para aquellas personas que necesitan darle sentido a las experiencias traumáticas que han vivido.
G. Bolton (1999)8 sostiene que la escritura es una forma relativamente suave y delicada de asumir cualquier cosa que necesite ser enfrentada. Este autor puntualiza que esta escritura puede permanecer en la privacidad de la persona hasta que decida revelarlo (si es que decide hacerlo alguna vez).
Personalmente, no estoy segura de la existencia de una manera realmente delicada de hacer frente una realidad que resulta traumática y cruda, pero creo que la mejor manera de intentarlo es cuidando de nosotros mismos y de los que nos rodean con amabilidad, y dejando que sean otros los que nos cuiden también, se trata de reciprocidad.
Por último, me gustaría proponer un ejercicio sencillo: elegiremos un día de la semana y lo bautizaremos “el día de las buenas y las malas noticias.” Antes de esto, debemos crear un grupo en cualquier red social compuesto por nuestros amigos más cercanos. Durante la semana, cada integrante escribirá varios fragmentos y finalmente seleccionará aquel que represente mejor lo que esa persona ha vivido. Esta escritura puede realizarse como se quiera y cuando se quiera, pero es importante quedarnos al final con un solo fragmento por integrante. Por supuesto, todos tienen la opción de no compartir nada si no quieren hacerlo en el momento. En el día elegido, cada integrante compartirá su fragmento con el resto: las buenas noticias de la semana, las malas, ambas, o nada en absoluto. También sería de ayuda marcar una hora para comentar los fragmentos (aquellas personas que quieran hacerlo), dando prioridad consensuada por el grupo a aquellos amigos que lo necesiten más urgentemente.
Pero, ¿no es esto lo que siempre se hace entre amigos? Claro, pero la única diferencia es que ahora mismo es más complicado encontrarnos físicamente, así que, ¿porqué no hacerlo mediante la escritura?
4 Murray, B. (2002). Writing to heal. Sacado de https://www.apa.org/monitor/jun02/writing
Las ideas y referencias a este autor están presentes en el artículo de C. Ackerman’s (2020) Writing Therapy: Using A Pen and Paper to Enhance Personal Growth, retrieved from https://positivepsychology.com/writing-therapy/
5 Dimitra Didangelou, Writing as a Therapy Method https://expressingmyself.org/writing-as-a-therapy-method/
6 Progoff, I. (1992). At a Journal Workshop. New York: Tarcher.
7 Pennebaker, J.W.. (2004). Writing to heal: A guided journal for recovering from trauma and emotional upheaval. Oakland CA: New Harbinger Publications.
8 Bolton G. (1999), The Therapeutic Potential of Creative Writing. Writing Myself, Jessica Kingsley Publishers London and Philadelphia
Ahora que el contacto físico nos está casi prohibido, las palabras nos pueden ayudar a expresar lo que sentimos, así como a comunicarnos con otros. Hagamos del papel el espacio donde, al menos de forma provisional, poder encontrarnos con nosotros mismos y con los demás.
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