
A medida que el año llega a su fin solemos reflexionar sobre los meses que han pasado. En 2020, la vida de muchas personas se habrá centrado en mantenerse a sí mismos y a sus familias sanos y salvos en medio de la pandemia de COVID-19. Este tipo de trabajo: cuidar, proteger y mantener el contacto con los demás, a menudo se considera «trabajo de mujeres». Puede ser fácilmente invisible y olvidado. Aunque sabemos que es un trabajo vital para el bienestar de nuestras familias y de la comunidad en general, su falta de reconocimiento puede hacernos sentir vacíos e insatisfechos, con sensación de no haber logrado nada.
Hablar con otros es una forma de hacer más visible este trabajo y además podemos enriquecernos con sus reflexiones. Es importante encontrar personas en las que confiar, con las que se pueda hablar sin ser juzgado. ¡No es útil que nos digan que deberíamos habernos comportado de manera diferente cuando la situación ya nos está generando infelicidad!
Cuando es difícil encontrar confidentes, la escritura reflexiva nos ofrece una herramienta para reflexionar sobre un período de tiempo con tranquilidad y privacidad. Escribir un diario es una de las formas más comunes para reflexionar sobre un día, una semana o más tiempo. Es un medio para registrar eventos, respuestas, pensamientos, sentimientos, ideas creativas y planes. Escribir con menor frecuencia, como semanalmente, puede ser útil, pero puede ser menos inmediato: los recuerdos tienden a ser inexactos y a contaminarse con otros recuerdos. A menudo, podemos sentir que no ocurrió nada de gran importancia o que no tenemos mucho tiempo para escribir. En esas situaciones, podemos usar una frase sencilla para registrar nuestro día empezando así:
Fue …… (clima, hora, lugar, etc.).
Escuché … (ruido, sonido).
Dijo … (diálogo del evento).
Discutimos … (naturaleza de la discusión/evento).
Sentí … (tus sentimientos).
Hicimos … (actividad/decisiones).
Pensé … (tus pensamientos entonces).
Ahora … (tus pensamientos, sentimientos, ideas ahora y después del evento).
Al completar estas frases, podemos ofrecer un breve relato sobre un determinado periodo de tiempo en nuestras propias palabras que capturará eventos, sentimientos y estados de ánimo. También nos lleva al presente para que podamos avanzar, en lugar de quedarnos estancados en el pasado o aferrarnos a sentimientos de arrepentimiento.
Este tipo de práctica reflexiva también se puede utilizar para desarrollar la autoestima al registrar los eventos del día al final del mismo. La revisión de la noche se puede completar en cualquier momento, el autor echa la vista atrás y registra al menos tres cosas que haya conseguido ese día. A continuación, algunos ejemplos de logros de vida reconocidos externamente:
Aprobé mi examen de conducir.
Fui ascendido en el trabajo.
Terminé mis estudios.
O puede tratarse de logros de la vida que sean más importantes para nosotros:
Hoy me levanté y me duché.
Caminé hasta el final de la calle y regresé.
Jugué con mi hija durante 30 minutos.
De esta forma, siempre podemos recordarnos a nosotros mismos que cada día hemos logrado algo de valor.
De cara al futuro, podemos usar los relatos reflexivos para mejorar la forma en la que afrontamos las dificultades. Aquí, usamos el término reflexividad para describir las formas en las que podemos cambiar el futuro a través de estos pensamientos cuando sentimos que estamos preparados para hacerlo.
Una forma útil de comenzar es subrayar o resaltar los logros enumerados en nuestros registros diarios (o semanales) marcando los eventos que más disfrutamos o de los que estamos más orgullosos, incluso si significan poco para otras personas. Entonces podemos buscar formas de desarrollar más actividades o comportamientos que nos hagan sentir bien y satisfechos.
Por ejemplo, podemos planear reservar algo de tiempo durante el día para repetir uno de los comportamientos de «sentirse bien», por ejemplo, caminar hasta el final de la calle. O podríamos trabajar con otros para que nos ayuden a lograrlo organizando una caminata juntos. Es útil contar con el apoyo de otras personas al realizar estos cambios positivos, por ejemplo, caminar o hacer ejercicio es mucho más fácil de completar cuando consigues crear el hábito.
Cuando trabajamos con otras personas, estas sencillas medidas de cuidado personal también son importantes. Es fácil dejar que otros se apoderen de nuestras vidas y sentir que no nos reconocen cuando trabajamos solos o cuando aquellos con quienes trabajamos no están en condiciones de reconocerlo. Reflexionar sobre nuestro día en un diario puede ser inestimable como relato y como herramienta de desarrollo profesional, pero cuando utilizamos esa recapacitación para realizar cambios y responder ante situaciones, nos volvemos reflexivos. Empezamos a mirar hacia adelante.
¡Feliz año nuevo!
Equipo de Metanoia
Referencias
Bolton, G (2001). Reflective Practice: Writing and professional development. Paul Chapman/Sage: London.
Hunt, C and Sampson, F (2006) Writing, Self and Reflexivity. London: Palgrave.
Pennebaker, J. W., & Chung, C. K. (2011). Expressive Writing: Connections to physical and mental health. In H. S. Friedman (Ed.), Oxford handbook of health psychology. New York, NY: Oxford University.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.