Nuestros talleres están llegando a su fin. Las mujeres, enriquecidas y diferentes, nos recuerdan al viaje de la mariposa que se transforma de oruga en un ser hermoso y maravilloso. Según sus propias palabras, al principio estaban avergonzadas, ansiosas, escépticas, cerradas, angustiadas y «locas». Pero llegaron con ganas de aprender, de conocerse mejor a sí mismas y a las demás y de transformarse. Las semillas brotaron y las flores florecieron, cada una diferente, cada una con colores distintos, con forma diferente.
Nuestro viaje tenía la peculiaridad de que transcurría a través de las pantallas de nuestros ordenadores. Al principio fue algo extraño, pero para todas las mujeres supuso un empoderamiento y un consuelo ante las difíciles condiciones de distanciamiento físico creadas por la pandemia del covid-19. Cuanto más nos conocíamos, más se enriquecía el intercambio, los corazones se abrían, las defensas y las dificultades disminuían. Cada una encontró su lugar en el equipo y vio su vida desde una nueva perspectiva.
Esto no significa que no haya habido dificultades. A menudo estábamos en desacuerdo unas con otras; coincidíamos en que podíamos estar en desacuerdo en muchas cuestiones esenciales, como la fe en Dios o nuestras creencias políticas, pero a través de estos conflictos las nuevas Heroínas salieron fortalecidas, con tolerancia hacia lo diferente, más unidas.
Nuestra fuente de inspiración fueron las Heroínas elegidas por las facilitadoras, pero cada participante fue también una Heroína para el resto de sus compañeras y para ellas mismas. A través de los ejemplos de mujeres conocidas pudieron reconocer sus dificultades, los obstáculos que experimentaron, pero también la lucha de estas mujeres por sus derechos y por los de la sociedad en general. Cada una se identificaba con una Heroína y todas desempeñaron su papel en la transición hacia nuestras nuevas Heroínas.
Pero lo más importante fueron los ejercicios vivenciales, «la inmersión en nuestro interior» en sus propias palabras. Y sobre todo los ejercicios que les ayudaron a conocerse mejor o a crear algo por sí mismas y sentir lo que es pintar o escribir creativamente algo que se va a compartir con los demás, utilizando las posibilidades de la palabra y la imaginación. «La creatividad artística en el caso de la escritura reside en el acto mismo de escribir, que va más allá de los límites y la función de la simple comunicación. Es decir, se hace hincapié en el término «creativo», que se refiere a diferentes patrones o usos estéticos de la escritura. En la escritura creativa, el autor expresa sus pensamientos, sentimientos, reacciones y actitudes ante las experiencias que se le presentan»(1).
Aunque con la limitación del confinamiento, quieren reunirse y abrazarse, hacer una gran fiesta, escuchar música, sostener y soltar globos en el cielo, comer pasteles y dulces.
Han nacido nuevas amistades que creemos pueden perdurar en el tiempo.
Por último, escuchemos su propia voz:
Para mi viaje con el equipo
Ahora todo es nuevo y está preparado
para un nuevo viaje.
Estar con vosotras me ha enseñado mucho.
Me hice más humilde pero también más fuerte.
Me convertí en un mejor peregrino
de la belleza, de la diversidad, de los opuestos.
Estoy lista para otro viaje,
para otra Ítaca.
Y tengo miedo, ¡pero no tengo miedo!
Evie Milonaki
Fuentes:
“La curación a través de la poesía y la escritura creativa terapéutica” pág. 201, Nikolaos Tsergas, editorial Gutenberg (en griego).
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